Vuelven como elemento de decoración principal de una casa cuidada y aportan a la habitación una atmósfera mágica, sobre todo, cuando las ventanas empiezan a estar abiertas por la noche, y el viento roza sus delicados acabados de seda y la pasamanería valiosa que las hace únicas y especiales. Hubo un tiempo en que estaban de moda las lámparas de pie – rigurosamente rígidas, de gran tecnología y maravillosamente minimalistas. “Less is more” es decir, menos es mejor, en el diseño de interiores éste era el dogma hasta hace poco tiempo Ahora la tendencia parece haberse invertido y vuelven a estar de moda los ambientes más llenos, ricos y decorados con acabados valiosos realizados en tejido, cuyo punto máximo de expresión son las pantallas de los abat-jour y de los appliques, a cambiar según las estaciones exactamente como si fuera un par de zapatos.

De piel ecológica en invierno, o bien de piel falsa de cocodrilo color bronce, y blancos – de lino muy simple pero decorados con muchos pon pons que ondeen expandiendo la luz en una mágica danza; o bien de colores, en una valiosa seda estampada: de rayas y manchas animalier, con juegos de color efecto cuadro neomoderno, o simplemente estilo acuarela, y embellecidos con plumas y strass.

Los abat jour y appliques ya no son – es verdad – un modo como otro cualquiera de dar luz a un ambiente, los diseñadores de interiores y los decoradores de casas reconocen a estos objetos un rol mucho más prestigioso y elevado. Bien lejos de la época en la que se necesitaba mucha luz para inundar los locales, los abat jour y appliques, es decir, que aportan luz tenue y específica sobre pequeñas mesas de lectura, en las paredes revestidas de tapicerías pomposas, o en las librerías de estilo victoriano deben mantenerse rigurosamente sin polvo para beneficiarse completamente de los conos de luz dorada proyectados por los pequeños appliques murales. La verdadera tendencia, está en todo caso, en la aplicación y utilización de los mismos combinada con tejidos distintos y materiales que derivan del prêt à porter.

Las pantallas de tela de los abat jour siempre han tenido pequeñas pasamanerías y algunas franjas decorativas, pero ahora el estilo lleva a la casa formas y volúmenes que pueden considerarse verdaderamente exagerados (en la acepción positiva del término). Maestra de estilo de esta transformación del punto de luz no es – sorprendentemente – una de las casas productoras de productos de iluminación, sino una diseñadora de tejidos.

La empresa Guild Design de Tricia Guild, empresa inglesa que encabeza la revolución de estilo, propone pantallas para abat jour y appliques que se venden en colección exactamente como si fuesen foulards de Hèrmes. Realizados en seda o algodón, pero también lino o lana, pueden elegirse de entre centenares de variedades entre color de fondo y aplicaciones, estilo y longitud de la pasamanería, relieve del tejido, etc. Han cambiado también las tendencias respecto a los volúmenes para estos accesorios. Antes se limitaban a cubrir el cuerpo iluminador, actualmente se lanzan en increíbles tridimensionalidades que van más allá de la grandeza natural del punto de luz. Las pantallas pueden ser amplias y planas, o bien cónicas, las pasamanerías en forma de caída como ramos de hiedra que fluctúan en la brisa de una noche de verano. Un ejemplo de ello son también las creaciones de los minimalistas Flos y Artemide, que para el 2011 se han dejado andar y han dado rienda a su imaginación, adoptando un estilo un poco más pomposo.

Para la rutina de belleza de estas pequeñas obras de arte no es necesario mucho: un buen plumero ligero a utilizar con frecuencia para evitar que el polvo se acumule. Y después, un poco de cuidado al manejarlos, sobre todo, al guardarlos al final de la temporada: si quiere utilizarlos de nuevo debe preservar su belleza guardándolos y envolviéndolos en papel de cebolla antiácida y mejor, si lo hace si dentro de una caja que evite que, con el tiempo, un movimiento erróneo pueda aplastarlos. Para más seguridad, rocíeles un poco de Nuncas Antitarme Forte Spray – justo para evitar que esos graciosos animalitos decidan darse un banquete por todo lo alto.