Es el máximo del lujo en el cuarto de baño: poseer toallas suaves y esponjosas, perfumadas y perfectamente absorbentes, como las que se encuentran en los grandes hoteles de cinco estrellas – una acaricia para la piel y también para el humor.
Cuando las toallas son nuevas es bastante fácil, pero después – poco a poco – empiezan a endurecerse y hacer que las fibras vuelvan a recobrar su esponjosidad parece algo casi imposible. Muy a menudo es sólo culpa de la cal del agua del lavado y de la elección errónea de la cantidad de suavizante. La cal durante un lavado normal se deposita, acumulándose lentamente. entre fibra y fibra y, cuando la toalla se seca, produce esa sensación rígida que con el tiempo se transforma en áspera. Del mismo modo, si se usa demasiado suavizante, en vez de hacerse esponjosas se apelmazan por el exceso de residuos entre las fibras. El resultado: las toallas no son agradables, ni al tacto ni a la vista y, sobre todo, ya no secan. Para conseguir unas toallas siempre como nuevas es suficiente seguir una serie de operaciones. Ante todo, infórmese sobre la dureza del agua de su zona, para saber la cantidad exacta de detergente a utilizar. Demasiado jabón produce mucha espuma y dificulta el aclarado. Elija un detergente que impida la transferencia del color (como Biolindo de Nuncas) sobre todo, si sus toallas son de color. Después elija el suavizante y añádalo a la correspondiente cubeta, usando la dosis aconsejada.
Para las toallas y toda la colada, para hacerla suave y elástica, le aconsejamos Morbivel, el suavizante específico creado por Nuncas que impide a la cal depositarse en las fibras, dejándolas elásticas y libres. Su fórmula, especialmente líquida, se disuelve perfectamente en el agua del último aclarado, distribuyéndose de modo homogéneo dando cuerpo y volumen a sus toallas. No deja residuos ni huellas, sus toallas estarán suaves y con un delicado perfume.
Después de haber centrifugado sus toallas a una velocidad no demasiado alta, extráigalas de la lavadora y sacúdalas bien para darles su forma, tendiéndolas después a secar en una zona aireada. Antes de guardarlas, puede plancharlas rápidamente (sólo si verdaderamente lo desea) a una temperatura templada, añadiendo algunas gotas de Perfume Ropa de Casa para pulverizar sobre los tejidos con un vaporizador finísimo… el toque final propio de un gran hotel, en su casa.