El vidrio y el cristal son materiales solo aparentemente fáciles de mantener limpios: pero si no se realiza una rutina de lavado adecuada, o se secan de modo erróneo, es probable que puedan quedar huellas y manchas. Y viceversa – son suficientes pocas acciones y los consejos adecuados para mantenerlos siempre perfectos.
Los franceses tienen un bonito nombre para indicar todos los objetos de vidrio y cristal que se guardan normalmente en la alacena: verrerie. Delicados y transparentes, únicos en su simple belleza, algunos son objetos de uso común, a veces diario, otras, por el contrario, piezas únicas de colección expuesta en vitrinas o quizá piezas más elegantes que solo se utilizan en ocasiones especiales. En todo caso, cuando se trata de lavarlos, no siempre uno se siente tranquilo introduciéndolos en el lavavajillas. Pero hay una buena noticia: el lavavajillas (siempre que tenga un programa específico para cristales) es seguramente más seguro, pero tiene que elegir el detergente adecuado y cargarlo siguiendo algunas indicaciones.
Cargue el lavavajillas poniendo los vasos en las correspondientes rejillas, boca abajo. Procure que los cristales no se toquen entre sí, el temblor del lavavajillas durante el lavado podría romperlos. Elija un detergente líquido o en gel, para evitar rayas y use siempre poco: dosifíquelo en base a la suciedad no al número de vajillas que tiene que lavar. Quizá no sepa que el detergente ataca la suciedad de modo específico y – cuando no lo encuentra – ataca la superficie de las vajillas. Poner mucho, por tanto, significa estropear sus valiosos cristales.
En todo caso no use las pastillas, especialmente las de “tres en uno”: las pastillas se rompen al entrar en contacto con el agua en trozos más pequeños, que pueden ser mandados por todas partes por los chorros de agua rayando las superficies delicadas. Nuncas aconseja Nuncas Stoviglie Delicate un detergente en gel que lava cuidadosamente, higienizando a fondo, y eliminando también las manchas de barra de labios que normalmente quedan en los vasos.
Por último, una nota útil sobre el abrillantador. Deberá utilizarse siempre, para evitar que queden huellas de aclarado en los platos. Por supuesto, debe dosificarse de modo inteligente, es decir, en base a la dureza del agua de su casa. Los lavavajillas modernos están preparados para ello (salvo en el caso del detergente en pastillas, al estar dosificado previamente). Nuncas posee en su gama de productos para platos Stovilnet Lavastoviglie Brillantante, un excelente abrillantador para el brillo y el esplendor de las vajillas. Igua de importante que el lavado, para el cristal, es el secado. El lavavajillas termina el ciclo con un chorro de vapor a 90 °C que seca las vajillas de modo homogéneo. Puede ser útil, al finalizar el lavado, abrir ligeramente la puerta, para hacer que salga el vapor y evitar la acumulación de residuos (algunos lavavajillas tecnológicamente más avanzados lo hacen de modo autónomo inmediatamente después de haber terminado el secado). Si desea fregar a mano sus cristales, quizá porque son pocos, ante todo, téngalos separados, en la pila, de las sartenes y de los platos sucios. Si coloca los vasos junto a las bandejas grasosas deberá lavarlos de un modo más agresivo que si se limitara a quitar la suciedad que normalmente se encuentra en este tipo de vajillas.
Friegue los cristales con una esponjita suave, enjuáguelos con cuidado y después déjelos que escurran durante algunos minutos, boca abajo, encima de un paño limpio. Séquelos a mano, con un paño de lino ligero o de algodón suave (¡lavado sin suavizante!). Si los deja secar al aire libre, obviamente, se los encontrará llenos de gotas de cal. Por último, coloque los vasos posiblemente sin apilarlos, para evitar que se rayen. Garantizará así a sus cristales una larga vida esplendente.